Ignacio Egurza nació en
Mendigorría (Navarra) el 17 de Diciembre de 1928. A los once meses de edad pasó a vivir en Grocin, localidad en la que crecería. Tuvo siete hermanos: Jesús, Ángel, Emilia, María Victoria, Juan Cruz, Celestino y José Javier. Él era el primogénito. Ingresó en el
Seminario de Pamplona y fue ordenado Sacerdote el 22 de Julio de
1951. Trabaja como coadjutor
y párroco en la Diócesis de Pamplona en Villafranca, El Valle de Urraúl
Alto, Ayechu, Elcoaz y Abáigar.
En 1959 pide trasladarse a la Diócesis de Cádiz y Ceuta y es nombrado capellán en el Poblado de Sancti Petri (Chiclana).
En 1959 pide trasladarse a la Diócesis de Cádiz y Ceuta y es nombrado capellán en el Poblado de Sancti Petri (Chiclana).
En la Diócesis gaditana ocupa los cargos de:
·
Consiliario de Acción Católica
·
Director de Cursillos de Cristiandad
·
Delegado Episcopal de Apostolado Seglar
·
Director y fundador de la Escuela de Teología
Se licencia en teología en Vitoria en 1974. Este mismo año es nombrado Vicario General
de la Diócesis por el Obispo Antonio Dorado Soto. Fue Consiliario Diocesano (y
posteriormente Nacional) del Movimiento Familiar Cristiano.
También ejerció como Responsable del Diaconado Permanente, Capellán de las Religiosas de María Inmaculada y Promotor-animador del Plan de Renovación Diocesano.
También ejerció como Responsable del Diaconado Permanente, Capellán de las Religiosas de María Inmaculada y Promotor-animador del Plan de Renovación Diocesano.
Cada año Ignacio viajaba a Grocin en Semana Santa, verano y Navidad para pasar unos días con su madre y su familia. También solia visitar a sus familiares de Mendigorría.
Su espíritu de servicio, disponibilidad, entrega y amor le hicieron acreedor de cientos de amigos. Era un hombre de Dios para los hombres. La sencillez de sus homilias y enseñanzas, claras, próximas y vividas era el fruto de una preparación profunda, minuciosa y muy elaborada. Ignacio irradiaba sencillez y paz pero al mismo tiemppo sabiduría y testimonio.
Falleció en Cádiz el 17 de Mayo de 1992 a los 63 años de edad, a consecuencia de un infarto de miocardio. Al funeral en la Catedral de Cádiz asistieron 148 sacerdotes diocesanos y las primeras autoridades civiles y militares (D. Carlos Díaz como Alcalde). El Pendón de Cádiz ondeó a media asta en el Ayuntamiento.
Su cuerpo fue trasladado a Grocin (Navarra), donde residía su madre y familia, para ser enterrado en el cementerio de la localidad. Fue acompañado desde Cádiz por el Obispo Antonio Dorado y un nutrido grupo de gaditanos. La explanada del templo de Grocín fue habilitada por sus 50 vecinos para celebrar la misa de corpore insepulto. La reducida Iglesia sirvió en esta ocasión como sacristía a los 150 sacerdotes que concelebraron la Eucaristia con los obispos de Cádiz y Pamplona. Tras el funeral se procedió al entierro en el pequeño cementerio de Grocin. La humilde tunba, sin mármoles ni losas, quedó cubierta de flores
Su espíritu de servicio, disponibilidad, entrega y amor le hicieron acreedor de cientos de amigos. Era un hombre de Dios para los hombres. La sencillez de sus homilias y enseñanzas, claras, próximas y vividas era el fruto de una preparación profunda, minuciosa y muy elaborada. Ignacio irradiaba sencillez y paz pero al mismo tiemppo sabiduría y testimonio.
Falleció en Cádiz el 17 de Mayo de 1992 a los 63 años de edad, a consecuencia de un infarto de miocardio. Al funeral en la Catedral de Cádiz asistieron 148 sacerdotes diocesanos y las primeras autoridades civiles y militares (D. Carlos Díaz como Alcalde). El Pendón de Cádiz ondeó a media asta en el Ayuntamiento.
Su cuerpo fue trasladado a Grocin (Navarra), donde residía su madre y familia, para ser enterrado en el cementerio de la localidad. Fue acompañado desde Cádiz por el Obispo Antonio Dorado y un nutrido grupo de gaditanos. La explanada del templo de Grocín fue habilitada por sus 50 vecinos para celebrar la misa de corpore insepulto. La reducida Iglesia sirvió en esta ocasión como sacristía a los 150 sacerdotes que concelebraron la Eucaristia con los obispos de Cádiz y Pamplona. Tras el funeral se procedió al entierro en el pequeño cementerio de Grocin. La humilde tunba, sin mármoles ni losas, quedó cubierta de flores
(Datos facilitados por
Maximiliano de la Vega y Pruden Alonso)
Lo recuerdo del seminario. Sabía que había llegado alto en el presbiterado y creía que también fue obispo. Hoy, encomendamos también a su hermano del Verbo Divino que se ha ido de este mundo. Roguemos al señor.
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